¿Qué tanto daño me hace consumir licor?

Hablemos de un tema importante en esta época del año: El inicio temprano en el consumo de licor es un problema de salud pública crítico en Colombia. En un país donde la prevalencia del consumo de alcohol está en aumento, especialmente entre los adolescentes y los jóvenes. Donde además existe una enorme barrera, para acceder a todos los servicios de manejo activo de las adicciones o incluso donde el recurso de acudir con un toxicólogo para el manejo agudo de una intoxicación, está al alcance de una población muy reducida. Las consecuencias para la salud pública son devastadoras. 

El consumo precoz de alcohol, no solo afecta el desarrollo físico y mental de los niños y adolescentes, sino que también se asocia con un mayor riesgo de desarrollar dependencia y trastornos psicológicos en la adultez. Las estadísticas muestran que los jóvenes que comienzan a beber a temprana edad, tienen un mayor riesgo de desarrollar adicciones y enfermedades crónicas, como cirrosis hepática, problemas cardiovasculares y trastornos de salud mental. La normalización del consumo de alcohol como parte de las dinámicas sociales y cotidianas, contribuye a la perpetuación de este patrón de consumo, agravando aún más la situación en muchas regiones del país.

En Colombia, la presión social y la falta de programas de prevención adecuados, han llevado a muchos menores a experimentar con el alcohol, antes de alcanzar la mayoría de edad. Lo que aumenta la vulnerabilidad a daños a largo plazo. Este fenómeno tiene un impacto significativo en el bienestar social, emocional y físico de las personas, especialmente en un contexto en el que la inequidad social y la falta de acceso a servicios de salud ya afectan a gran parte de la población.

Los efectos inmediatos del alcohol en el cuerpo

Cuando consumimos alcohol, este entra rápidamente en nuestro torrente sanguíneo y afecta al sistema nervioso central. A corto plazo, el licor puede generar una sensación de relajación y euforia Sin embargo su acción principal sobre el sistema nervioso es depresora por lo que el consumo excesivo del mismo puede tener efectos negativos, como la pérdida de coordinación, juicio alterado y disminución de las capacidades cognitivas. Estos efectos aumentan el riesgo de accidentes y comportamientos impulsivos. Además, el alcohol interfiere con los neurotransmisores en el cerebro, afectando el estado de ánimo y la salud mental. 

En el caso específico de los menores de edad, quiénes se encuentran bajo un alto influjo de diferentes hormonas, propias del desarrollo puberal y de caracteres sexuales secundarios durante la adolescencia. Tendrán mayor riesgo de tener un comportamiento errático,  cuando se encuentren bajo los efectos del alcohol.  Además el sistema nervioso central de un menor de edad, es aún inmaduro y al no tener un desarrollo completo de la corteza prefrontal, todos los riesgos anteriores se intensifican. 

El daño a largo plazo: Impacto en órganos vitales

Aunque una copa de vino o cerveza ocasional puede no tener un impacto grave, el consumo regular y excesivo de alcohol puede causar un daño irreversible en varios órganos. El hígado es uno de los más afectados. La cirrosis hepática alcohólica, enfermedad que se desarrolla por el consumo crónico de alcohol, es una de las principales causas de muerte en personas con abuso de licor. El páncreas también se ve afectado, pudiendo desarrollar pancreatitis, y  en el sistema cardiovascular, definitivamente aumenta el  riesgo de sufrir hipertensión, arritmias y enfermedades cardíacas.

Riesgos para la salud mental y emocional

El alcohol no solo afecta la salud física, sino que también tiene repercusiones en la salud mental. A largo plazo, el consumo excesivo puede contribuir a trastornos como la depresión, la ansiedad y puede ser un importante gatillo epigenético, para la activación de genes relacionados con el trastorno afectivo bipolar o los episodios psicóticos. El alcohol puede empeorar los síntomas de estas condiciones, creando un círculo vicioso donde el consumo se utiliza como una forma de “automedicación”, pero sólo perpetúa el problema. Además, el alcohol tiene un impacto directo en los patrones de sueño, afectando la calidad del descanso y, por ende, nuestra salud mental.

El alcohol y las relaciones interpersonales

Otro aspecto importante es el impacto del consumo de alcohol en las relaciones sociales y familiares. El abuso del licor puede deteriorar las relaciones debido a cambios de comportamiento, conflictos y comportamientos violentos, además de interferir con el rendimiento laboral y académico. Las personas que abusan del alcohol a menudo tienen dificultades para mantener relaciones sanas y estables, lo que contribuye a un aislamiento social y, en muchos casos, a la ruptura de la familia.

¿Consumir licor con moderación es seguro?

En cualquier situación el alcohol será una sustancia tóxica, que somete al cuerpo a un estrés metabólico innecesario. No obstante Debemos entender Cómo al igual que otras sustancias como lo son los alimentos ultraprocesados, azúcares refinados,  fritos, ciertos bienes de consumo, están inmersos en las dinámicas sociales a las que estamos expuestos todos los días y no podemos simplemente fingir que no existe o que podemos tener control absoluto sobre si se consume o no se consume.  

Por esto es necesario entender que como adultos estamos en la responsabilidad y las obligación de evitar que los menores sean expuestos al consumo de licor y  entender que incluso el consumo ocasional puede tener efectos negativos en algunas personas, especialmente en aquellas con antecedentes familiares de alcoholismo o problemas hepáticos. El concepto de “moderación” es clave cuando se habla del consumo de alcohol. Según estudios, las mujeres deberían limitarse a un consumo nunca superior a 1 unidad alcohólica al día, y los hombres a no más de dos. En cantidades moderadas, el licor no suele tener efectos graves, y algunos estudios incluso sugieren que el vino tinto puede tener beneficios cardiovasculares debido a los antioxidantes que contiene cuando se consume de forma discrecional y en bajas cantidades con regularidad. Sin embargo, si me preguntan mi opinión personal,  estos mismos antioxidantes y sustancias antiinflamatorias pueden obtenerse de diferentes alimentos, frutas  o bebidas no contenedoras de alcohol. 

Consumir bebidas alcohólicas obedece a una decisión autónoma. Y cuando decidimos hacerlo debe hacerse de forma responsable evitando el exceso, en entornos seguros y teniendo en cuenta las siguientes 4 recomendaciones para no sufrir mucho:

  1. Hidrátate bien el día antes durante y por supuesto el día después de consumir licor. Aumenta el consumo de agua de forma constante, recuperate al día siguiente tomando alguna bebida hidratante o suero casero. Evita el consumo de bebidas diuretica como café, te negro. Y si definitivamente ya tienes los efectos molestos de una intoxicación y te encuentras deshidratado (con vómitos, dolor de cabeza, mareo, diarrea) comienza de forma temprana un plan de rehidratación con suero oral en cantidad abundante y reponiendo al menos 300 ml por cada episodio de vómito o episodio de diarrea. 
  2. Evita tomar licor y hacer actividad física:  Esta combinación generalmente tiene muchos  más impactos negativos ya que luego de realizar actividad física el cuerpo está sometido a un proceso de inflamación y recuperación. Y en este caso gran parte de la actividad metabólica del hígado estará concentrada en ese proceso.  Así que al sumarse a este proceso la tarea de detoxificar el cuerpo luego de la ingesta de licor ambos procesos se verán entorpecidos haciendo que la recuperación sea más lenta que  los beneficios de la actividad física se minimicen y que padezcas durante mucho más tiempo los síntomas molestos propios de la intoxicación alcohólica.
  3. Aliméntate bien tener una dieta alta en proteína, fibra y con suficiente carbohidrato antes de ingerir licor; favorecerá que tu metabolismo sea en ese momento, más eficiente para depurar los efectos tóxicos de este. Minimizando el riesgo de que te pases de tragos o  la pases muy mal el siguiente día.
  4. Hombre precavido vale por dos.  Si crees que vas a un entorno donde puedes consumir  licor.  Evita ponerte en un riesgo innecesario.  No vayas conduciendo en tu vehículo. Evita estar solo o consumir licor con personas que no conoces.  Evita consumirlo en exceso  y sigue las tres pautas anteriores.

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